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sábado, 27 de febrero de 2010

Movimientos migratorios


El crecimiento demográfico del siglo XIX obedece fundamentalmente a dos factores: el primero no muy evidente pero comenzó desde la segunda mitad del siglo XVIII, fue la disminución de la mortalidad en los países donde la industrialización se comenzaba a desarrollar. Y la segunda fue la migración; ten solo en 1850 y 1914, 10 millones de personas europeas migraron en busca de trabajo dentro de Europa y hacia territorios de ultramar.
Los estados de Estados Unidos y Canadá constituyeron los principales destinos en un primer momento, aunque después Sudamérica se unió a ellos.
Los trabajadores del campo vivieron en crisis que les orillo a emigrar hacia las ciudades con el propósito de mejorar sus condiciones de vida; sin embargo, se encontraron todo lo contrario ya que, además de la sobrepoblación y el hacinamiento en que se vivía, había un exceso de fuerza de trabajo que hacia que los dueños burgueses de las fábricas castigaran los salarios manteniéndolos muy bajos.
En ese momento el crecimiento poblacional no era un problema, ya que parecía conveniente que un país se poblara mucho a fin de asegurar mano de obra suficiente dispuesta a ocupar el lugar de algún inconforme.
La vida de los obreros se torno muy difícil y se abrió ante ellos la posibilidad de organizarse en colectivo para hacer frente a la burguesía y exigir al Estado mejores condiciones, o bien emigrar a otras ciudades, incluso a otros países.
Algunos intentaron medidas individuales, entre las que se encontraban las superación personal, que por supuesto no daba resultado, y en algunos casos que luego fueron creciendo, empezó a vislumbrarse la posibilidad de no tener mas hijo, es decir, controlar la natalidad. El impacto de esta ultima medida dejo sentir, en los países desarrollados, a principios del siglo XX cuando era evidente el descenso de la población.

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